martes, 9 de junio de 2009

Al pie del asombro

Pablo Mora


Hay la esquina del tiempo que resurge el destino del hombre su sollozo hay una atmósfera de hollín cargada hay un reloj paralizado ahora hay un pobre que llora en el barranco un niño que entre lluvias llanto apaña hay mil pruebas mortales que vencer hay hambre junta en oleada atroz la miseria el luto otra vez el luto al hombre lo cobija el hambre antigua en el umbral del tiempo se acurruca hay una luna canjeada en muerte —miserable torpeza de la noche— hay un hombre que lucha con su hambre la lluvia Dios el hombre tienen hambre
¿Cuánto sabrá tu asombro de los gatos cuándo serán barridos los bribones cuando los traficantes de la guerra cuándo la enhiesta sombra de la escoria está tu paz de parte de la guerra de qué lado los bárbaros están cómo pasar la seña la palabra qué haremos con la angustia de la pólvora valdrá que nos alumbren las luciérnagas valdrá impostar la voz el griterío armar a dios al prójimo y al pobre valdrá el poema urgente necesario valdrá seguir haciendo la palabra hasta cuándo la sangre zurcirá?
¿Qué sabe la derecha de la izquierda de qué color se viste la igualdad de quién la libertad de la miseria quién el que dijo libertad primero quién la borró de tajo en la pradera cuándo somos de veras lo que somos la dulzura del barrio quién probó cómo pasarse entera la a seña o la palabra por fin entenderemos el enlace dónde dónde hundiremos las preguntas en dónde limpiaremos las respuestas qué hacer con la angustia de la pólvora qué con el pueblo mientras mira cielo a qué lugar nos llevará esta lluvia a qué crepúsculo esta aciaga tarde por qué estarán los vientos separándonos cuándo podrás salirte de tu sombra quién al árbol le quita la mirada quién con las amapolas la agarró para quién el aviso de los muertos quién del polvo podrá escapar riendo quién hay que no esté en pie de muerte andando quién nos cortará el hilo de la muerte quién nos dará la mano su pañuelo el amigo que casi nunca vemos la noche rumorosa de luceros?
Valdrá que la rosa siga desnuda que el jueves vaya después del viernes que hablen las estrellas que converse el humo con las nubes que las hojas se suiciden que los martes sean bisiestos que ceniza camine junto al fuego que el encaje se desteja que la noche se desate que el mar se zafe valdrá cambiar los sacos de balas por cuerdas el esplendor de las raíces las uvas negras del destierro que el viento entre y se despoje valdrá que sepa la tortuga que le ganamos en lentitud valdrá preguntar al libro si en verdad nosotros lo escribimos valdrá confirmar que un poeta es alguien que le hace caso al asombro valdrá impostar la vecindad del enemigo el enigma de las ollas la estirpe de las horas el reino de la calle que los vientos se amontonen que desfile el pensamiento que la luna sea testigo que sean iguales los espejos que convenzan los poetas saldar la cuenta con los perros despertar el alba poseerla sacar el beso de la espuma oírle la risa a las cascadas oler la locura de las rosas escuchar la soledad dirigirle la palabra cerrar los ojos a la luna reinar sobre la muerte mantener despierta la palabra quitarle un minuto a dios para dárselo a los hombres armar a dios al prójimo y al pobre definitivamente armar al hombre

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