martes, 9 de junio de 2009

Los raros

Pablo Mora




“Los escritores son unos tipos raros: algunos llevan el pelo largo. Otros se dejan crecer la barba. Y hay quienes muestran unos bigotes hirsutos. Se les ve caminando sin rumbo fijo. O hablando solos. Como perdidos en el mundo de sus ensueños. Se les reconoce fácilmente. Por el arrobamiento que los embarga cuando divisan un juego de arreboles en el horizonte. O por la alegría que les produce una tarde de lluvia: ellos, igual que los niños, no corren a guarecerse bajo los alares. Prefieren que el agua les empape sus ropas y sus ilusiones. Los escritores son amigos de la soledad. Amigos del silencio. Rechazan los tumultos. No les preocupan los dictados de la moda. Ni el “qué dirán” de los demás mortales. Se acuestan de madrugada. Y beben aguardiente. Asumen su oficio diariamente con un lápiz. O una máquina de escribir. O una computadora. Y una hoja en blanco. Con ellos se enfrentan en singular batalla. Contra palabras y fonemas. Batalla de la que ellos salen vencedores. En la que se vuelven dioses. Creadores de belleza. Hacedores de cosas nuevas. Sólo que su “Hágase la luz” tiene el embrujo de verso. O el encanto exquisito de una prosa. Pero son dioses. Que tienen la capacidad de enternecerse. Ante la hermosura de unos ojos. O ante un niño dormido en un andén. Definitivamente los escritores son unos tipos raros.” (Gustavo Gómez Ardila).
Hijos del sol quemados por el sol a pesar de la tregua o la trinchera a pesar de los otros o nosotros los gigantes pespuntes los instantes de las ruinas las vueltas y revueltas las cárceles burdeles la esperanza el eclipse el escaño los lugares los rumores las brasas las ciudades las cúpulas iglesias y fachadas a pesar de lecciones selecciones de sombras sorpresas o de asombros de embalajes de enveses o reveses de vivencias de goces contingencias de cuentas soledades o disfraces misterio angustia enigma llanto apremio rayos trombas resacas y corrientes hallazgos llagaduras o soberbias espejos fondos flecos o trasfondos reinos ruletas cirios cofradías creencias esplendor rito oro pompas
Los raros los sublimes los guardianes los que abren interrogantes azules a quienes les basta con ver los árboles oír los pájaros con ese gran milagro de estar vivos y caminar entre la gente y saludar al sol profundo que brilla en el corazón de los humildes su vida deben a la colmada copa de su afecto y a su indulgencia casi toda incordura derrochada su llamarada les volvió sedientos levantan su copa por la vida reinan sobre la muerte hasta sembrar de altos girasoles el lujurioso vientre de la tierra
Vive fuera de sí o muy adentro sabe el tamaño exacto de la pena conoce el lado oscuro de la rosa y la terrible majestad del pan de lumbre en lumbre en orfandad suprema hijas de los trigales y las piedras su cólera y ternura vagando andan por campos farallones y veredas vigilia del asombro detenido marchándose de prisa sin moverse estatua en soledad en estampida remontando hacia adentro de la lumbre entre umbrales abrojos y neblinas subterránea fuente al descubierto Desciende por favor a sus entrañas verás que el corazón de los poetas es un injerto de desierto y luna amigo de la sombra y sus caudales de la sombra difusa de la muerte de las maneras de morir al día revelarás el triunfo del poeta saberse polvo polvo enamorado velando a pensamientos desatados

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